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07
nov

Publicado por Protegetedelmovil.com

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Viven en una cueva refugiadas de las ondas electromagnéticas

 

Cautain Anne, de 55 años, y Bernadette Touloumond, de 60, se han visto abocadas a pasar su tercer invierno en una cueva en los Alpes. El motivo es una rara afección producida por las ondas electromagnéticas de teléfonos móviles e Internet. Las dos mujeres son hipersensibles a la radiación electromagnética, una circunstancia que les provocaba «dolores insoportables»

Ambas llevan ahora una vida propia de ermitaños, refugiadas cerca de Saint-Julien-en-Beauchêne, en la región de Haute-Alpes. El interior de la gruta ha sido acondicionado con dos camas, una mesa, un armario y contenedores de plástico para la ropa. Se alumbran sólo con velas y carecen de calefacción y electricidad.

«Este será mi tercer invierno aquí y créeme que yo preferiría estar en casa, sentada delante de la chimenea», dijo Cautain. Antes vivía en una casa de campo, pero después de la instalación de antenas de telefonía móvil tuvo que mudarse. Ahora abandera junto a su hija Laure una campaña para la creación de las llamadas «zonas blancas» o áreas libres de la contaminación electromagnética.

Sólo en Francia, una docena de personas padece esta forma extrema de sensibilidad, aunque alrededor de un 3 por ciento de la población gala es propensa a las formas más leves de esta dolencia. «No hay pruebas de un vínculo causal entre la exposición a frecuencias de radio y de hipersensibilidad», asegura la Agencia Francesa para la Alimentación, Salud Ambiental y Ocupacional y Seguridad (ANSES) en un informe de 2009. Fuentes médicas aseguran que ambas mujeres podrían ser tratadas con antihistamínicos que harían remitir los efectos. «Cuando llegué a esta cueva me pregunté qué había hecho yo para terminar aquí, no lo podía creer. He perdido un montón de amigos y a mi familia le resulta difícil de entender», dijo Touloumond, ex azafata. Cautin, que se siente como «un animal cazado», trabajaba como directora técnica de la Universidad de Niza.

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