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21
ago

Publicado por Protegetedelmovil.com

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¿El wi-fi es perjudicial para la salud?

Las nuevas tecnologías como los teléfonos móviles, los ordenadores portátiles o las tabletas han abierto un mundo donde es imprescindible su uso. Es cierto que estos aparatos han revolucionado la manera de comunicarnos, pero hemos de ser conscientes que también crean campos electromagnéticos que, pueden calentar los tejidos biológicos, según se desprende de varios estudios y reconoce la propia Unión Europea (UE). Diversos especialistas y algunas asociaciones ciudadanas han empezado a exigir más precaución con el uso del wi-fi y las nuevas tecnologías, especialmente en espacios públicos, como escuelas y hospitales.

La puesta en marcha del Programa Escuela 2.0, cuyo objetivo era sustituir el libro por el portátil y extender el acceso a internet, motivó a algunos padres a crear la Plataforma escuelas sin wi-fi. Pero cuando el PP llegó al poder, abortó este plan alegando falta de presupuesto y cada comunidad autónoma elaboró su propia estrategia para implementar las nuevas tecnologías en las aulas. La asociación decidió entonces centrar su actuación a nivel autonómico impartiendo cursos en escuelas donde informan del riesgo de contaminación electromagnética.

La fundación Vivo Sano calcula que un niño escolarizado entre los 3 y 16 años pasará más de 10.000 horas recibiendo probablemente las radiaciones electromagnéticas procedentes de dispositivos sin hilos. Alfredo Suárez, director de la fundación y miembro de la Plataforma escuelas sin wi-fi, comenta que un niño que asista a uno de estos centros, si tiene el router al lado o está obligado a utilizar portátil, “no tiene más remedio que verse sometido a esas radiaciones”. No obstante, reconoce que no se puede prescindir de las ventajas que brindan las nuevas tecnologías y aboga por hacer un “uso racional” de estas.

Esta problemática ha llevado a la Generalitat de Catalunya a elaborar un informe sobre los niveles electromagnéticos en las aulas de las escuelas e institutos públicos. Las mediciones que se han llevado a cabo hasta el momento “han dado muy por debajo del límite establecido”, señalan fuentes del Departament d’Ensenyament.

La UE cuenta con un marco regulador vigente que limita la potencia emitida por dispositivos de telecomunicaciones móviles. Fabricantes y operadores de equipos de telecomunicaciones inalámbricas en la UE deben cumplir la Directiva 1999/5/CE (1), que establece un marco reglamentario para la puesta en el mercado, de libre circulación y la puesta en servicio en la UE de los equipos de radio y terminales de telecomunicaciones. Esta directiva incluye requisitos esenciales en materia de protección de la salud y la seguridad de los usuarios y el público.

Las conclusiones de los estudios: Pero, ¿realmente hay fundamento para afirmar que los dispositivos inalámbricos son perjudiciales para la salud humana? La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que la principal consecuencia de la interacción entre la energía radioeléctrica y el cuerpo humano es el calentamiento de los tejidos. En el caso de las frecuencias utilizadas por los teléfonos móviles, la mayor parte de la energía es absorbida por la piel y otros tejidos superficiales, de modo que el aumento de temperatura en el cerebro o en otros órganos del cuerpo es insignificante.

¿Y qué ocurre con las redes wi-fi? “La exposición del cerebro al teléfono móvil, como lo utilizamos más cerca de la cabeza, es mucho más alta que la de un router wi-fi o un portátil”, argumenta Elisabeth Cardis, responsable de radiaciones del Centre de Recerca en Epidemiologia Ambiental (CREAL), que ha participado en los estudios Interphone y Mobi-kids sobre el uso de celulares y el riesgo de sufrir cáncer de cabeza y cuello. “La exposición a las radiaciones del wifi es más elevada por el ordenador que por el router”, y argumenta: “Pero el portátil no lo utilizas al lado de la cabeza, sino a un metro o 60 centímetros del cuerpo”, por lo que “si la fuente de radiofrecuencia no está pegada a la cabeza, el nivel de exposición es muy bajo”.

En este sentido, uno de los estudios epidemiológicos de mayor envergadura que se han realizado sobre la materia, Interphone, donde participaron 13 países, no reveló un aumento del riesgo de dos tipos de tumores -glioma y meningioma- con el uso del teléfono móvil a lo largo de un periodo superior a los 10 años. Sin embargo, se encontraron ciertos indicios de un aumento del riesgo de glioma en las personas con más horas acumuladas de uso del celular. Cardis, investigadora principal del estudio, indica que tampoco es descartable que “hubiera sesgos” en la investigación puesto que la gente que padece un cáncer se suele preguntar cuál ha sido la causa y puede atribuir fácilmente su enfermedad al móvil.

Por otro lado, los pacientes que participaron en el estudio empezaron a hacer uso de la telefonía móvil a una edad más tardía que los jóvenes de hoy en día, ya que un cáncer o tumor puede tardar años en manifestarse. Por este motivo la OMS considera que se deben ahondar las investigaciones en estos grupos de población. En estos momentos, se están llevando a cabo diversos estudios que investigan los posibles efectos sobre la salud de niños y adolescentes.

El resultado de investigaciones como esta ha llevado a la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), integrada en la Organización Mundial de la Salud (OMS), a clasificar la radiofrecuencia EMF (RF) asociada al uso de teléfonos móviles como posible cancerígeno para los humanos (Grupo 2B). Las incógnitas que existen en torno a los efectos sobre el cuerpo humano que puede tener una exposición prolongada a dispositivos inalámbricos motiva a los expertos a recomendar tomar algunas medidas de precaución, que se detallan a continuación:

- Alejar el teléfono de la cabeza, hablar con el manos libres o mandar mensajes de texto contribuye a minimizar la exposición a las radiaciones.

- Colocar el punto de acceso wi-fi por lo menos a un metro de lugares donde las personas suelen permanecer por más tiempo, como camas, mesas, sofás o zonas de juegos.

- La transferencia de grandes archivos de datos o streaming multimedia sólo debe realizarse cuando la conexión establecida entre el dispositivo portátil y el punto de acceso en una habitación es de buena calidad para evitar retransmisiones, que conducen a los ciclos de trabajo más altos y las exposiciones más altas.

- Es aconsejable que los consumidores adopten el uso de equipos terminales que implementan protocolos de telecomunicaciones con control de potencia. Cuando estos están disponibles, por ejemplo, ECO DECT en lugar de DECT.

- En los lugares donde se usa una conexión Wi-Fi con frecuencia la cobertura debe ser lo suficientemente buena.

- Los puntos de acceso deben estar apagados cuando no estén en uso, porque, incluso cuando no se utiliza la conexión wi-fi, el aparato envía señales de baliza sobre cada 102 metros.

- En espacios públicos es preferible instalar una sola red Wi-fi que de cobertura a todos los equipos o volver al antiguo sistema de internet por cable.

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